En una galaxia muy cercana, la comunidad de jugadores se preparaba para la llegada de una nueva esperanza en el mundo de las consolas portátiles: la ASUS ROG Xbox Ally X. Su nombre prometía una alianza poderosa y un rendimiento épico. Sin embargo, antes de que pudiera encenderse por completo, las primeras impresiones de los expertos comenzaron a viajar por el ciberespacio como un susurro decepcionante.
Se esperaba que el corazón de la Ally X, un chip AMD Ryzen Z2 Extreme y una poderosa GPU, la colocaran a la vanguardia. Pero la realidad, según reportes, es que su pantalla Full HD es un arma de doble filo, tan hermosa como demandante. Los críticos señalan que para poder jugar los títulos más nuevos y deslumbrantes como DOOM: The Dark Ages o Clair Obscur, la consola se ve forzada a rendirse, sacrificando resolución y calidad gráfica.
Para colmo, su sistema operativo, Windows 11, viene con una capa de Xbox que parece más un fantasma del pasado que una ayuda, llena de errores que congelan la acción, desobedecen los mandos y complican las tareas más sencillas. Y las promesas de tecnologías avanzadas como AutoSR 2.0 y el «Quick Resume» se desvanecieron en el aire, ya que no estarán disponibles en su lanzamiento.
Así, la Ally X, más que una consola de alto rendimiento, se presenta como una PC con todos sus desafíos y ventajas. Los jugadores deberán decidir si su aventura vale la pena, o si deben buscar un héroe más poderoso en esta guerra tecnológica.