En el vasto universo de los videojuegos, una era dorada de precios estables parece estar desvaneciéndose como un recuerdo lejano. La promesa de una diversión accesible, de mundos de fantasía y aventuras épicas al alcance de todos, se enfrenta ahora a una nueva y sombría realidad.
En el corazón de esta tormenta se encuentran las consolas de nueva generación. Aquellos imponentes monolitos de entretenimiento, como la PS5 y la Xbox Series X, llegaron al mercado con un costo que se consideraba el estándar para su poder. Sin embargo, en lugar de seguir la tradición de las viejas sagas, que con el paso del tiempo veían sus precios disminuir para atraer a más guerreros, estas consolas han hecho lo impensable: se han vuelto más caras. La Xbox, que una vez se conseguía por $499, ahora exige $599. La PS5 ha seguido un camino similar, subiendo de $499 a $549. Incluso la amada Nintendo Switch, la humilde compañera de viaje, ha elevado su precio de $299 a $339, dejando a muchos con la sensación de que el camino para unirse a la aventura es cada vez más empinado.
Esta ascensión de costos no es exclusiva de las consolas. En las tierras de los PC, donde los jugadores construyen sus propias naves para navegar por los mundos digitales, el cristal más preciado de todos, la tarjeta gráfica, se ha convertido en un bien casi inalcanzable. Lo que en el pasado era el tesoro de los más ricos, la potente GPU de gama alta, hoy se cotiza al mismo precio que lo que en su día era una tarjeta de gama media. Esto obliga a los constructores a elegir entre el poder y el ahorro, sabiendo que cada vez es más difícil alcanzar el rendimiento deseado sin vaciar sus arcas.
Y la narrativa de los precios sigue su ascenso con los propios videojuegos. Durante décadas, el estándar para una aventura épica de alta producción se había fijado en $60. Era un pacto tácito entre los creadores y los jugadores. Pero ese pacto se ha roto. Ahora, el precio de entrada a la mayoría de los mundos nuevos es de $70, un nuevo peaje que se exige antes de cruzar la frontera digital. Y lo que más preocupa a la comunidad es la sombra de una subida aún mayor. Se susurra que los futuros títulos de las sagas más legendarias, como los que llegarán con la Nintendo Switch 2 o la esperada epopeya de GTA VI, podrían romper la barrera de los $80, estableciendo un nuevo y peligroso precedente para toda la industria.
Así, la búsqueda de la diversión se ha transformado. Lo que una vez fue un viaje para todos, ahora parece una expedición reservada para unos pocos. La pregunta que flota en el aire es: ¿se convertirá este pasatiempo en un lujo para el que solo los más afortunados podrán pagar?
