En el mundo de los componentes de PC, donde la compatibilidad y la estabilidad son sagradas, ha surgido una alarmante historia que ha puesto en jaque la confianza de los usuarios. Los procesadores Ryzen 7 9800X3D de AMD, una de las joyas de la corona del rendimiento, están sufriendo un problema catastrófico: se queman al ser instalados en algunas placas base del fabricante ASRock.
Un usuario, que ya había perdido un primer procesador por esta falla, volvió a vivir la misma pesadilla con un segundo Ryzen 7 9800X3D, a pesar de usar una placa base ASRock con una versión de BIOS supuestamente actualizada. Este incidente, que ha encendido las alarmas en la comunidad, ha generado un acalorado debate sobre quién es el verdadero responsable.
Aunque AMD ha intentado deslindarse del problema, culpando a los fabricantes de placas base y recomendando la actualización de la BIOS, la historia del usuario afectado sugiere una falla más profunda. Los expertos en tecnología sostienen que un componente debería funcionar correctamente con cualquier BIOS disponible al público, lo que apunta directamente a ASRock como el principal culpable.
La reputación de ASRock se ha visto gravemente afectada, mientras el usuario, frustrado, busca una solución a través de la garantía y espera no volver a recibir una placa base de esta marca. Este caso no solo resalta un problema técnico, sino que también pone en evidencia la delgada línea entre la responsabilidad del fabricante y la confianza del consumidor en una industria que depende de la precisión y la fiabilidad.
